martes, 2 de enero de 2007

Austerlitz, W.G.Sebald

Cuando murió W.G.Sebald, en diciembre del 2001 en un accidente automovilístico, me apené como si hubiera muerto un pariente cercano; tanto era el interés y placer con que leía y releo sus pocos libros traducidos al español. Hoy quiero recordar a uno de los suyos, "Austerlitz". Sebald sabe combinar su magnifica prosa con unas pocas fotos en blanco y negro, insertadas en sus relatos, y es un caso donde la imagen da más cuerpo a las palabras, como si se tratara de una nueva clase de puntuación.

Este extraño, y logrado, uso de la imagen ya bastaría para destacar a Sebald como un creador original, además está su prosa, lenta y profunda como un ancho río de las dimensiones y longitud del Volga o el Danubio. El personaje, un viajero solitario y melancólico no ni inglés aunque viva en Londres ni de otro país, sólo es un extranjero que recorre los orígenes sin llegar a pertenecer a ninguno. Quizá como todos los humanos, aunque no nos damos cuenta porque creemos en nuestras ilusiones como si tuvieran carne y huesos. En palabras del propio Sebald: "No me parece, dijo Austerlitz, que comprendamos las leyes que rigen el retorno del pasado, pero cada vez me parece más como si no hubiera tiempo, sino diversos espacios, imbricados entre sí, entre los que los vivos y los muertos, según el talante en que se encuentran, van de un lado al otro, y cuanto más lo pienso tanto más me parece que nosotros, los que todavía nos encontramos con vida, a los ojos de los muertos somos irreales y sólo en determinadas condiciones de luz y requisitos atmosféricos, resultamos visibles." (1)

Ficha bibliográfica:

Sebald(2001) W.G.Sebald "Austerlitz" Editorial Anagrama Barcelona 2002 pp.296 Tit.Orig: Austerlitz, Carl Hanser Verlag, Munich

(1) cita, Pág. 186

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante blog, me llamó la atención que hable sobre el lenguaje de Sebald y su estilo sin tener en cuenta que es una traducción. No se le ha ocurrido citar el nombre de tan buen profesional... ¿Tan bien lo ha hecho que se le olvida que el libro que tiene entre manos es obra de un castellanoparlante?

Brigantinus dijo...

¡Tiene toda la razón mi interlocutor anónimo! Muchas veces no tenemos en la conciencia la tremenda labor del traductor que es capaz de mantener, a pesar de las dificultades intrínsecas, el estilo y las sutilezas del autor original.
Y para reparar tan culpable olvido dejo aquí constancia del nombre del traductor: Miguel Sáenz.

Anónimo dijo...

Si yo tradujera el comentario del interlocutor anónimo a otro idioma y lo usara, ¿pasaria a ser mio el comentario?
Creo que hay que distinguir muy bien entre la grandísima labor de los traductores (mil gracias) y la autoria de una obra. Aún así, gracias a "anónimo" por recordarnos esa dura labor de traducción.
Enhorabuena por tu blog, lo encuentro muy aleccionador.