martes, 20 de febrero de 2007

John Lukacs. Hitler y sus biógrafos

Hay libros que tratan no de historias sino de otros libros; son muchos. Y éste es uno de ellos. No es una simple biografía de Hitler, sino un análisis de los biógrafos de Hitler. Una tarea de esta clase obliga a hacer múltiples referencias al personaje tratado; y por lo tanto este libro también es una biografía de Hitler. Para decirlo en pocas palabras: es una biografía de Hitler que se obtiene comparando los análisis de sus diversos biógrafos, más de cien, y algunos otros hechos que están documentados.

Una labor de tal calibre se constituye, inevitablemente, en una crítica a las críticas que a Hitler se le hicieron. Hay diversos sesgos o desviaciones de la verdad; pueden ser por demasiado hostiles (lo que lleva a pensar a Hitler como un personaje único y mítico en su crueldad) o por excesivamente favorables (aceptando algunos de sus prejuicios raciales, por ejemplo, como algo sensato e incluso deseable). Como siempre la verdad está en algún punto intermedio: Hitler no fue un personaje excepcional en nada, y sin embargo reunía algunas características que estaban por arriba de la media; descubrirlas y no ocultarlas es tarea de los historiadores. Tarea difícil sin duda.

Sobre la perspectiva histórica y la manera correcta de proceder del que la aborda escribe Lukacs, en su prefacio, estas reveladoras palabras sobre su intención al escribir este libro:

“No es una biografía de Hitler, sino una historia de su historia y una historia de sus biografías. Este es un cuento sin final, puesto que nuestra perspectiva histórica es siempre susceptible de cambio. No hay razón para dudar de que en los próximos cincuenta años aparecerán más biografías de Hitler y que algunas de sus perspectivas pueden ser relativamente nuevas e incluso valiosas, y no sólo necesariamente por el descubrimiento de algún nuevo fondo documental. En general esto es inevitable, pero no significa que las obras más antiguas sean menos “históricas” que las nuevas; significa simplemente que, en contra de la “ilusión” científica, en la investigación y escritura de la historia no hay resultados definitivos. Además el propósito de la historia a menudo no es tanto una relación definitiva de los acontecimientos de un período, como la descripción y comprensión histórica de algunos problemas: descripción, mejor que definición, y comprensión mejor que omnisciencia; ya que si bien no es posible completar de manera perfecta nuestro conocimiento del pasado, un conocimiento razonable y adecuado de éste entra dentro de nuestras capacidades” (pag.12)

Y es así que John Lukacs va creando una formidable biografía de Hitler en un pequeño librito que, por sus intenciones, podría ser sólo utilizado para consumo académico. El Hitler que emerge es un Hitler muy diferente de la crítica superficial al nazismo. No es en si mismo una persona cruel o tonta; posee inteligencia, voluntad y capacidad para superar problemas complejos. Hitler es capaz de enseñar estrategia a sus generales, y acertar más allá de la pura casualidad (considérese que como carrera militar apenas había alcanzado la graduación de “cabo”). Y no obstante todas estas buenas cualidades, Hitler diseña y dirige el exterminio masivo de etnias enteras, no sólo a los judíos, y además planifica la esclavización de los eslavos como si se tratase del diseño de sus nuevas autopistas que cruzaban todo el país y llenaban de orgullo a los alemanes de la época.

Lo interesante, casi diría “fascinante”, del pequeño libro de Lukacs es el mensaje que todo hombre, incluso si está bien intelectualmente bien dotado, y además posee un sentido artístico por arriba del montón, puede, si sus ideas lo impulsan y además posee la suficiente voluntad, constituirse en un Caín para sus semejantes.

Basta con pensar en la biografía de algunos terroristas que se inmolan matando a decenas de inocentes, para concluir que el fenómeno de Hitler no es otra cosa que la posibilidad de que un hombre creyente, con ideas muy equivocadas, si alcanza el poder supremo puede convertirse en verdugo de millones. Y cuanto más inteligente y humano, en sus cualidades, sea este hombre, más daño hará porque logrará despertar en sus seguidores una confianza ciega y mortal.

Como se escribe en la página 46, refiriendose a Hitler: "...no sólo poseía un talento intelectual muy considerable, también era valiente, seguro de sí, tenaz en muchas ocasiones, leal con sus amigos y con quienes trabajaban con él, autodisciplinado y frugal en sus necesidades materiales... En suma, Dios dotó a Hitler con numerosos talentos y fuerzas y esto es exactamente lo que lo hace responsable de haberlos empleado de modo incorrecto".

Una reflexión que podemos hacer, cuando se leen estas líneas, versa sobre la necesidad tan común de considerar a alguien que hace daño como un ser perverso y diabólico. Esa necesidad de ocultar en el que hace el mal cualquier rasgo positivo; como si la posesión de algo bueno pudiera mermar nuestra capacidad de indignación y rechazo.

Sin embargo la mitificación del líder racista, terrorista o nacionalista como un personaje cruel, fuera de la comunidad humana, es en si misma muy peligrosa. Lleva a considerar que los malos se ven desde lejos, que huelen a azufre y que cualquiera los descubre con una simple ojeada. Y no es así. Lamentablemente no. Los peores pueden ser muy buenos con su perro y su hija, como lo fue Himmler; o pueden creerse realmente que sus crímenes son justificables para el bienestar futuro de la humanidad, como le pasó a Stalin. O que asesinar miles de inocentes es el pequeño coste que hay que pagar para que los musulmanes alcancen la felicidad, como es probable que piense Bin Laden.

Los malos están entre nosotros, y a veces, si indagamos con franqueza, incluso podemos ser nosotros. Todo ello no tiene importancia porque la mayoría no alcanza posiciones de poder; pero cuanto más poder el peligro se incrementa. Y la demonización de ciertos personajes en la historia impide comprender esta simple verdad.

El libro no es de lectura fácil (como una novela), pero no es excesivamente denso y el aparato de notas está al final, lo que permite una relectura posterior consultando las notas que se obvian en la primera para facilitar la comprensión global de las ideas expuestas.

Personalmente lo considero muy recomendable y si se lee antes que las grandes biografías sobre Hitler que están en el mercado (como la de Joachim Fest o la de Ian Kershaw) ayudará mucho a la mejor comprensión de éstas.

Ficha Bibliográfica

Lukacs(1997, John Lukacs, "El Hitler de la Historia. Juicio a los biógrafos de Hitler", Turner. Fondo de Cultura Económica, Colección Noema, Madrid, junio 2003, pp.293, Tit.Orig: The Hitler of History

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