domingo, 25 de febrero de 2007

Seagrave y Los Guerreros del Oro


Sterling Seagrave fue periodista del The Washington Post, como así también investigador y colaborador en Time, Life, Altlantic Monthly, Far Eastern Economic Review. Autor de Yellow Rain y The Song Dynasty. Peggy Seagrave ha sido investigadora y editora en Time-Life Books. Juntos publicaron “The Marcos Dynasty”, “Dragonlady”, “Lords of the Rim" “y “The Yamato Dinasty

Vale la pena comentar a que se dedicaron los que escribieron este libro, ya que resulta estremecedora la narración que contiene sobre los saqueos y destrucciones a cargo de las tropas japonesas, antes de la segunda guerra mundial, junto con el trabajo esclavo de los prisioneros en los territorios ocupados.

Pero la historia no termina con el fin de la segunda guerra, se prolonga hasta nuestros días. Todos los presidentes norteamericanos están implicados, desde la época de Truman. El famoso tesoro de Yamashita, por el general Tomoyuki Yamashita, gobernador militar durante la ocupación japonesa, no yace oculto en las selvas de Filipinas como cree la mayoría de los historiadores sino que fue recuperado en su mayor parte a finales de la segunda guerra mundial y utilizado activamente para ayudar a engrasar financieramente las operaciones de la guerra fría, como el establecimiento de la democracia cristiana en Italia, la dictadura de Marcos en Filipinas y el mantenimiento del entramado prebélico en el propio Japón, ahora sí dirigido contra el enemigo común, es decir el comunismo.

Ese gigantesco tesoro, resultado del saqueo de China, Corea y las Filipinas, conocido por la casa imperial japonesa, vía el hermano del Emperador Hirohito, príncipe Chichibu, recibió un nombre en código, Lirio Dorado, tomado de uno de los poemas del mismo Hirohito, fue ocultado en los últimos meses de la guerra en cuevas y otros lugares remotos, y los miles de esclavos que trabajaron en la operación también yacen muertos, asesinados por los mismos japoneses para ocultar la situación de los enterramientos. Este tesoro fue descubierto por agentes del servicio secreto estadounidense, la OSS, la oficina americana de Servicios Estratégicos, antecesora directa de la CIA, gracias al apresamiento de un subordinado cercano a Yamashita y cruelmente torturado. El general Mac Arthur una vez en posesión del dinero, y los autores suministran diversos documentos para avalar sus afirmaciones lo utilizó, con permiso de Truman, para las acciones encubiertas de la guerra fría que empezaron por la época. Lo interesante de la cuestión es que esas inmensas sumas de dinero fueron reunidas junto con el tesoro nazi encontrado y se convirtió en un fondo especial que financió a diferentes gobiernos del mundo, en los años posteriores, llegando incluso a tener que ver con importantes donaciones de dinero que se hicieron para la campaña de elección de Richard Nixon. El Vaticano, China Comunista, Italia, Filipinas, Japón y otros países fueron afectados o beneficiados por las operaciones ilegales que se realizaron a lo largo de estas décadas con tales sumas de dinero negro, obtenidas del expolio de grandes territorios y su población, a la que se negó cualquier derecho a recuperar parte de sus posesiones perdidas o a una retribución que compensase sus pérdidas. Lo que los bancos suizos hicieron a sus clientes judíos fue repetido, en una escala aún más gigantesca, a lo largo de todo el planeta, en una operación secreta que no tuvo ningún eco ni lo tiene en los grandes medios de difusión.

Los autores tienen una web con abundante información complementaria: www.bowstring.net y aprovecho para transcribir aquí, la nota de la página 368, con la que se empieza el abundante y minucioso listado de los documentos que avalan las tremendas acusaciones de los autores: “La finalidad de este libro es revelar por qué se sabe tan poco acerca del expolio a escala industrial de Asia que llevó a cabo Japón, y del retorcido papel que desempeño –y que hasta la fecha sigue desempeñando- Washington en su encubrimiento. Puede que a mucha gente le causen extrañeza y decepción nuestras revelaciones, o que piensen que son fantasías. Empezando por el relato de primera mano de cómo fueron enterrados vivos los ingenieros japoneses responsables de construir las cámaras subterráneas de los tesoros de Filipinas, el lector quizá desee ver las pruebas. Los que hayan leído nuestros libros anteriores saben que están documentados de forma exhaustiva con más de doscientas páginas de anotaciones, y reconocerán la continuación de algunos temas que llevamos investigando desde hace ya más de treinta años. Como los huesos de los dinosaurios o los fragmentos del trasbordador espacial Challenger, las pruebas son abundantes, aunque están muy dispersas. Al juntar estos fragmentos y retazos de escorias históricas, ha surgido un corpus de pruebas totalmente convincentes. La anotaciones detalladas que vienen a continuación cuentan con el respaldo de otros 900 megabytes de documentación en dos discos compactos que el lector quizá desee examinar”

A mi me gustaría, lo reconozco, que todo lo que estos autores denuncian sea mentira; una total y absoluta mentira. Algo así me permitiría a mi, y a muchos, recuperar la confianza en los gobiernos democráticos y en que el triunfo de las buenas ideas depende sólo de operaciones limpias y sobre todo “públicas”, incluyendo en esta última expresión, su consecuencia directa: publicadas y conocidos por todos a quienes importe.

Pero me temo que hay aquí demasiadas cosas oscuras y el mismo hecho que la publicación de este libro no hubiera sido posible en Japón, por no encontrar un editor dispuesto, tampoco ayuda a considerar la información comentada como una pura ilusión propia de fóbicos antiamericanos y enemigos de la casa imperial japonesa (de todas formas según el ”Japan Times”, del 11-julio-2004, la versión inglesa está disponible para todos aquellos japoneses que quieran leer directamente el libro comentado. En nuestro mundo las barreras son cada vez más frágiles).

Ficha Bibliográfica:

Seagrave(2003) , Sterling Seagrave y Peggy Seagrave, "Los guerreros del oro. El tesoro de Yamashita y la financiación de la guerra fría", Ed. Crítica, Barcelona, 2005, www.ed-critica.es, pp.490, Tit.Orig: Gold Warriors. America's Secret Recovery of Yamashita's Gold.

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