jueves, 29 de marzo de 2007

J.Baudrillard. El crimen perfecto

Aquí, gracias a este libro, podemos analizar la historia de un equívoco. Un error fruto de la complicidad entre el estamento universitario y el editorial.
Para poder entender en que consiste tal desaguisado nada mejor que leer lo que del texto afirma su propia contratapa (ese lugar donde exponen esperanzas que luego casi nunca se cumplen): “Jean Baudrillard es uno de los más interesantes y provocativos sociólogos de nuestro tiempo” está escrito; y por tal razón el editor nos coloca en el camino incorrecto.
Veamos al otro cómplice: cualquiera puede leer en Wilkipedia, en la entrada que corresponde a este autor, lo siguiente: “Jean Baudrillard (Reims, Francia, 20 de junio de 1929París, 6 de marzo de 2007) fue un sociólogo y crítico de la cultura francés. Su trabajo se relaciona con el análisis de la posmodernidad y la filosofía del postestructuralismo.”(ver, < http://es.wikipedia.org/wiki/Jean_Baudrillard>.
¡Aquí otra indicación que nos mantiene en un camino incorrecto! Resulta que J.B. fue un sociólogo y, ninguna duda podemos albergar: leeremos, en el momento que nos plazca... a un “sociólogo” (sea ésto lo que quiera significar).
Pero las apariencias engañan (como le gustaba sugerir al propio autor comentado), J.B tiene tanto de sociólogo como de cantaor de flamenco. Y como prueba de esta afirmación heterodoxa, me permitiré traer algunas de sus creaciones:
“Pero, precisamente, el crimen nunca es perfecto, pues el mundo se traiciona por las apariencias, que son las huellas de su inexistencia.” (pág.11)
“Lo que puede ocurrir, en cambio, es que no sean ya los cuerpos los que proyectan su sombra, sino las sombras las que proyecten su cuerpo, los cuales sólo serían la sombra de una sombra” (pág. 52).
“El hecho objetivo es que jamás estás del todo en el instante, y la presencia total sólo es virtual.” (pág.77)
“Vivimos en la ilusión de que lo real es lo que más falta, cuando ocurre lo contrario: la realidad ha llegado a su colmo. A fuerza de proezas técnicas, hemos alcanzado tal grado de realidad y de objetividad que podemos hablar incluso de un exceso de realidad que nos deja mucho más ansiosos y desconcertados que el defecto de realidad, que por lo menos podíamos compensar con la utopía y lo imaginario, mientras que para el exceso de realidad no existe compensación ni alternativa” (pág.91)
“La ilusión ingenua sobre los media es que, a través de ellos, el poder político manipula o engaña a las masas. La hipótesis inversa es más sutil. A través de los media, las masas alteran definitivamente el ejercicio del poder (o de lo que se cree tal).” (pág.101)
“El único deseo profundo no es el deseo de lo que falta, ni siquiera el de aquel a quien yo falto (lo cual ya es más sutil), sino el de aquel a quién no falto, el de que lo que es perfectamente capaz de asistir sin mí.” (pág.120)
“La regla absoluta es devolver lo que se te ha dado. Nunca menos, siempre más. La regla absoluta del pensamiento es devolver el mundo igual como nos ha sido dado –ininteligible- y si es posible un poco más ininteligible.” (pág.145)
Ahora me permitiré transcribir otras pocas líneas de un escritor que nada tiene que envidiar la sapiencia de nuestro supuesto sociólogo:
“Siempre pensé que la virtud estaba en obtener lo que no se podía alcanzar, en vivir donde no se está, en estar más vivo después de muerto que cuando se está vivo, en conseguir, en fin, algo difícil, absurdo, en vencer, como obstáculos, la propia realidad del mundo (pág.161)
“Cada rostro, aunque sea el de aquel a quien vimos ayer mismo, es otro hoy, puesto que hoy no es ayer. Cada día es el día que es, y nunca hubo otro igual en el mundo. Sólo en nuestra alma está la identidad –a la identidad sentida, aunque falsa consigo misma- gracias a la cual todo se asemeja y simplifica. El mundo está formado de relieves y aristas diferentes, pero, para quien es miope, es una niebla insuficiente y continua.” (pág.184)
“Nos cansamos de todo, salvo de comprender. A veces no resulta fácil descubrir el sentido de la frase. Nos cansamos de pensar para llegar a una conclusión, porque cuanto más se piensa, más se analiza, más distingos se hacen, menos se llega a una conclusión”. (pág.256).
“El trabajo nunca da resultado. El esfuerzo no llega nunca a ninguna parte. Sólo la abstención es noble y elevada, porque es ella la que reconoce que la realización es siempre inferior y que la obra realizada es siempre la sombra grotesca de la obra soñada.” (pág.308)
Me he permitido un ejercicio de señalamiento, más que de razonamiento. Simplemente he comparado dos autores, uno a quien el mundo oficial considera “sociólogo”, otro a quien el mundo oficial (en este caso también “editores” y “universidades”) considera “poeta”.
Los fragmentos iniciales se deben a Jean Baudrillard, los segundos fueron escritos por Fenando Pessoa. El primero era francés, el segundo portugués.
Pienso que ambos son interesantes, a condición de que nos encontremos con lo que esperamos encontrar. Recuerdo que una vez leí la anécdota de un profesor (creo que era de Historia), que al dar una conferencia en un auditorio repleto de gente se sorprendió mucho cuando sus primeras palabras fueron seguidas por risas del público. Al cabo de poco tiempo, como las risas no terminaban, se detuvo perplejo. Entonces se le acercó el secretario de la Asociación que lo había invitado y le susurró al oído que había habido un error tipográfico en el anuncio de su conferencia: en vez de presentarlo como un historiador de prestigio, se anunciaba que era un prestigioso “humorista”. Ahora todo se explicaba. Ignoro como siguió su charla el conferenciantes, pero la anécdota me viene a la memoria al comparar estos dos textos.
Jean Baudrillard puede ser leído con provecho si sus escritos, al igual que los de Pessoa son considerados como los de un poeta que observa la realidad; en cambio si se lo percibe como un científico (suponiendo que la “Sociología” sea efectivamente una ciencia social) probablemente nos llevaremos una gran desilusión… a menos que seamos estudiantes universitarios y como tales estemos cautivos de los caprichos de nuestros profesores (que también son los que nos toman examen y por lo tanto gozan del poder omnímodo de establecer quién es quién).

A veces, muchas, sin duda, todo consiste en reajustar la perspectiva. Y lo que parecía torcido resulta ahora original y fascinante. Prueben a leer a este autor (y a otros de similar procedencia universitaria) como a un sensible poeta que creció en un ambiente poco propicio, y veréis que dicen cosas estimulantes; pero no hay que creer en las contratapas, para que el placer sea real.


Ficha Bibliográfica:
Baudrillard(1995), Jean Baudrillard, "El Crimen Perfecto", Anagrama, Barcelona, 1996, pp. 205, Tit.Orig: Le crime parfait. Editions Galilée, Paris, 1995
Nota. El texto de Pessoa ya ha sido comentado en este blog. Los datos figuran en la entrada respectiva.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Imagino que usted será un preeminente filósofo y experto en ciencias sociales para permitirse hacer gala de ese desprecio y autosuficiencia, invalidando los conocimientos y opiniones de distintas comunidades intelectuales bajo la premisa de que todo el mundo se equivoca menos usted, que sabe que Baudrillard es un poeta y no un sociólogo, basándose además para explicar su punto de vista en siete simples fragmentos bien escogidos entre la amplísima producción de éste autor(que puede comprobar en su citada wikipedia, a menos que también los libros citados sean mentira/indicaciones incorrectas). En mi sencilla opinión, un argumento pobre.

Ignoro cuánto de esa extensa producción ha leído usted, pero me parece tremendamente arrogante atreverse a pontificar sobre lo que los demás deberían considerar a un autor, lo que es y no es, sabiendo menos de la mitad sobre el tema de lo que saben esos demás a los que critica.

Por demás, está usted en su casa y puede hacer lo que quiera, ésta es mi simple opinión. Y perdóneme si me he equivocado sobre alguno de los puntos anteriores y es usted experto en ciencias sociales, filósofo, y ha leído las tres cuartas partes de la obra de Baudrillard.

Brigantinus dijo...

Muchas gracias por el comentario de "Anónimo", el cual tengo muy en cuenta, aunque no me brinda información suficiente... para cambiar mi opinión.
No he leído toda la obra del citado Baudrillard, ni siquiera la mitad, y si me apura quizá no llegue al 25%. Pero Ud. me despierta la curiosidad: ¿exige el mismo requisito para las opiniones con las que coincide completamente?
Sí es así, tiendo a pensar que Ud. es un pensador muy exigente, y por lo tanto lo felicito. Si no es así, cosa que sería más habitual, le recomiendo que exija lo mismo en uno y otro caso.
Por demás, y es mi modesta opinión, afirmar que Baudrillard es mejor poeta que sociólogo no es despectivo. Simplemente intento clasificar lo que leo para no despistarme.
Atentamente: Brigantinus.

Pablito dijo...
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Brigantinus dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ENS dijo...

Es una decepción tremenda el libro, no tiene expkicaciones de nada de lo q dice, es como q relate lo q ve por la ventana un dia nublado. Quizas y seguramente interesante para la epoca. Leerlo hoy es ABURRIMIENTO puro

Anónimo dijo...

Hace muchos años que pienso igual que Ud. Baudrillard es un poeta, o por lo menos hay que leerlo en esa clave tal como Ud. lo explica tan bien. A mí me gusta mucho este autor y tengo 11 libros suyos. Me ha causado un gran placer leerlo. Evidentemente el "tema" de su poética, de su forma de ver la realidad, son los acontecimientos sociales. Para mí todos sus libros están vigentes y recomiendo mucho "La agonía del poder" editado por el Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde se transcribe la conferencia en que se lo premió. También tengo que decir que esto es una aproximación, ¿por qué cerrar el círculo? es poeta, es sociólogo, es filósofo... es solamente un señor que hacía asociaciones interesantes sobre la vida a su alrededor. Saludos.

Brigantinus dijo...

Celebro que coincidamos. A la vuelta de los años me confirmo en esta opinión.