viernes, 11 de mayo de 2007

D.Solar. La caída de los dioses

David Solar es un periodista español especializado en temas históricos. Ha fundado y dirigido revistas especializadas y escrito varios libros sobre la Segunda gran guerra y el conflicto israelí-palestinos; por lo tanto no es un recién llegado que aprovecha el buen momento de venta que tienen, por lo menos en España, los libros de esta clase. Personalmente creo que es una excelente visión panorámica del conflicto, centrándonos en Europa. Los episodios más importantes están bien documentados y este texto lo recomendaría como introducción para lecturas de mayor calado (a aquellos que quieran profundizar o les atraiga un tema en particular). Su prosa es sencilla, agradable y nada monótona, por lo que el libro no se nos cae de las manos en ningún momento ¡Qué más se puede pedir!
En tren de buscar pelillos en la leche... se podría decir que D.S. destaca sobre todo los errores de conducción de la guerra de Hitler, y claro que cometió errores, al fin de cuentas perdió la guerra así que, a la postre, resultó mucho menos listo de lo que parecía. Pero quizá (con un quizá, muy dubitativo, pero que me siento obligado a destacar) no fueron sólo sus propios errores sino el resultado de un sistema intrínsecamente perverso que aunque alcanzase éxitos sonados, su misma naturaleza impedía un desarrollo sostenido.
Se puede predominar durante un tiempo y a la vez estar profundamente equivocado; pero no se puede predominar todo el tiempo manteniendo esos supuestos erróneos. Y sólo pongo un caso, de los diversos errores gruesos que Hitler cometió: derivó una parte importante de recursos en hombres y medios para incrementar la matanza de judíos en la última parte de 1944 cuando Alemania estába enfréntandose con la doble pinza formada por norteamericanos-británicos y rusos. En palabras de D.Solar: "En ocho o nueve meses, mientras la tormenta rugía en el este y se acercaba a sus fronteras, Hungría y Rumania deportaron entre 700.000 y 800.000 de sus judíos (de un total de 1.052.000), lo que significó, aparte de un inmenso crimen, la disminución de trabajo, una profunda quiebra moral interna, un descoyuntamiento social, un ímprobo esfuerzo para policías, milicianos y soldados y una extraordinaria ocupación del material rodante... Es decir, cuando, lógicamente, todas las energías del III Reich hubieran debido concentrarse en organizar sus defensas y en rechazar los embates en el este y el oeste, un porcentaje importante de su esfuerzo se canalizó hacia la prioritaria Solución Final. Se calcula que más de 300.''' alemanes estuvieron implicados durante 1944 en el exterminio de más de un millón de judíos. ¿Cuántos trenes, camiones, automóviles, combustible, kilowatios de electricidad, armas, municiones, edificios administrativos, papeleos se utilizaron o consumieron para perpetrar el genocidio? Es decir ¿qué cantidad de recursos canalizables hacia la producción militar y hacia la guerra invirtió el III Reich en el exterminio de judíos?" (pág.266)
Todo esto que describe tan bien David Solar (¡excelente la descripción del derroche!) no es sólo un error... es algo mucho mayor: es la conclusión lógica y forzosa de un régimen incapaz de sobrevivir en las condiciones sociales, culturales y humanas en general del siglo XX. Regímenes así, y excesos así (en lo sustancial, me refiero) existieron en muchas épocas. Grandes genocidios se cometieron en condiciones terribles (es una pena que no tengamos más claro recuerdo de ellos, para entender mejor de que va la especie humana) pero se cometieron en épocas donde todo el mundo estaba, por así decirlo, en el mismo nivel de desarrollo humano. En cambio esas cosas se pagan cuando el sistema se convierte en una isla de irracionalidad contra adversarios que no son más listos, pero que cuentan con todo el respaldo de la visión del hombre moderno. Respaldo invisible, si bien operante en muchísimas cosas que estaría muy bien analizar en diversos contextos, pero que excede estos sencillos comentarios. Los rusos, sin ir más lejos, avanzaron arrasando y violando sistemáticamente todo bicho hembra al que encontraban en las tierras ocupadas por los alemanes... pero no detenían su avance para dedicarse a las mujeres. ¡Ahí está la clave! Cuando la crueldad es un consecuencia, un daño colateral, o cuando la crueldad es el resultado de una escala de valores invertida. Los nazis hacían la guerra en diversos frentes, y en su mentalidad enfebrecida y dogmática los judíos eran otro frente más. Su lógica era irracional para un estratega normal; pero no para ellos. No había error en este caso, sino una política y una estrategia que respondía correctamente... a los fantasmas por ellos creados.
En este sentido pienso que habría que considerar muchos de los "errores" de Hitler en su propio contexto; y en consecuencia no ver sólo los gestos absurdos del sujeto analizado sino también considerar los fantasmas con los que lucha, y en esa lucha los gestos ya no son vanos (movimientos sin sentido de manos y pies) sino ataques y respuestas bien estructurados aunque contra un antagonista ilusorio.
Y son justamente estas cosas las que me llevan a pensar que el análisis de la historia en general y de la historia contemporánea en particular puede servirnos de mucho: para no crear fantasmas contra los cuales luego haya que luchar hasta la extenuación. Y aunque es tarea difícil (¿cómo demonios podemos darnos cuenta si son entes reales o virtuales?) la frecuentación de la historia reciente puede ayudar, de alguna forma, a desarrollar nuestra conciencia crítica. Por supuesto que no es ninguna garantía; y muchas veces los historiadores y periodistas son, en si mismos, portadores del veneno del odio y la venganza (estoy pensando en lo que pasó en losBalcanes hace pocos años atrás), pero de todas maneras aunque los recuerdos puedan resucitar viejos antagonismos... ignorarlos es condenarnos a repetirlos sin tener la menor posibilidad de comprender lo que nos sucede.
El tema es complejo, y los errores de Hitler también lo son. Gracias a Dios los cometió, y fueron muchos. El principal fue dejar la pintura por la política... los demás sucedieron en cascada, con la colaboración de una parte importante del pueblo alemán. Eso tampoco hay que olvidarlo (no paraculpabilizar a nadie, sino para recordar que los pueblos también se equivocan y que pueden elegir democráticamente a quien los llevará en fila hacia la tumba).
Ficha Bibliográfica:
Solar(2005), David Solar Cubillas, "La caída de los dioses. Los errores estratégicos de Hitler". La esfera de los libros, www.esferalibros.com, Madrid, 2005, pp.476 (edición con numerosas fotos).

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