viernes, 28 de diciembre de 2007

+Libros



Dos libros más, que espero comentar pronto

jueves, 27 de diciembre de 2007

A.T. Wassiliew. Ochrana

La Ojrana (escrita de diferentes maneras según la trascripción aún no normalizada del cirílico) fue la policía secreta de Rusia en la época zarista. Para conocer más en detalle el origen y las funciones de este servicio de inteligencia ver el artículo respectivo de Wikipedia en http://es.wikipedia.org/wiki/Ojrana
Un muy interesante estudio de esta organización de espionaje y represión directa está en las páginas de http://www.fundanin.org/serge9.htm que recomiendo leer a quién se interese particularmente por el tema, aunque, naturalmente, con ojo crítico dado el carácter partidista del escrito. Para los demás baste decir que la Ojrana fue un modelo de investigación y espionaje muy superior, tengo la sensación, a los actuales servicios de inteligencia. Tomemos un solo ejemplo: en 1909 la Ojrana ordenó el control de todos los vuelos, así como de todas las personas que aprendían a volar y de los miembros de los aeroclubes. El motivo era la sospecha que terroristas del partido socialista revolucionario atentasen contra el Palacio de Invierno lanzando sobre él un biplano cargado de dinamita. Es curioso que casi un siglo después las todopoderosas agencias como el FBI o la CIA no hubieran tomado las mismas precauciones aunque había indicios de una amenaza de esta clase (esta información está extraída del libro de Simón S. Montefiori, “Llamadme Stalin”, pág. 128, fascinante documento que pienso comentar más adelante en el blog).
A la Ojrana, con su antisemitismo militante (típico de la sociedad rusa y que persistió luego cuando se transformó en soviética) se le atribuye la creación de El Protocolo de los Sabios de Sión. Texto zafio y absurdo que a pesar de ello logró ganar gran prestigio. Se cuenta que hasta el Zar Nicolás II en un primer momento se lo creyó aunque luego reconoció la mixtificación. Posteriormente el nazismo lo hizo muy popular, imprimiendo miles de ejemplares, para mostrar la perfidia hebrea y preparar con anuencia popular su solución final.
Pues bien, A.T. Wassiliew, el que fue el último director de la Ojrana tiene escrito un librito publicado por Espasa-Calpe en 1941 pero que aún se puede conseguir. He hecho una rápida búsqueda por Internet y me encontré con muchos lugares donde adquirirlo. (El primero que aparece en el Google es: http://www.iberlibro.com/search/sortby/3/kn/+WASSILIEW+A+T+Ochrana+Memorias+del+%FAltimo+director+de+la+polic%EDa+rusa ).
El texto mencionado que espero sea nuevamente editado, y ahora, aprovechando el nuevo interés del mercado, vaya adecuadamente comentado y anotado (tome nota de ello si alguno editor lee estas líneas) resulta muy revelador. En él Wasiliew (o Vasiliev, como debería estar escrito en español) describe la última etapa de la Ojrana y sus procedimientos habituales para controlar los partidos y movimientos que amenazaban al Zar. El autor ha sido citado muchas veces (un ejemplo en http://es.geocities.com/secc_documental/fouz ) ya que su visión de lo sucedido, antes de la revolución Rusa, manifiesta la mentalidad que debía ser común entre las altas autoridades del gobierno de la época.
Al leer, como menciono arriba, “Llamadme Stalin” me sentí impulsado a hojear nuevamente este viejo documento que guardo en mi biblioteca. Consultar libros ya estudiados (quiero decir al emplear esta palabra, “estudiado”, no leer para dar un examen sino leer con atención y tomando notas) es como hablar con viejos compañeros de lucha (o de juerga). Así Wassiliew vuelve a contarme que: “El gobierno del Zar intentó muchas veces llegar, por condescendencia y tolerancia, a un pacífico acuerdo, lo que alcanzó en parte. Pero aquellas fanáticas sectas que negaban sistemáticamente, no sólo la iglesia, sino también el Estado; que pretendían un orden mundial comunista, y que consideraba un pecado toda propiedad, hasta la fundación de una familia, tenían que ser necesariamente puestas a raya por medio de la violencia. Así contábase la lucha contra estos sectarios entre las tareas de la Policía rusa, y en verdad que no era de las más fáciles” (pág. 80). Evidentemente el Zar lo intentó, pero siempre desde la autocracia y así no llegó muy lejos. Nótese como su lugarteniente habla de “condescendencia” como si se tratase de un favor que graciosamente se concede y no una necesidad que surge de la necesidad de tener un estado moderno y desarrollado.
El historiador y también el aficionado, así como el que reflexiona sobre los hechos pasados buscando en ellos algunas pistas para interpretar el presente, necesita leer no sólo los excelentes tratados que se ponen a su alcance; también es conveniente dar una ojeada a las memorias de los personajes involucrados. Nada sustituye a la experiencia individual, aunque ésta se encuentre muy sesgada por la presión de los intereses y la ideología qué los interpreta.
Se necesita un panorama de múltiples perspectivas para recomponer, como si se tratara de un rompecabezas, aquellas circunstancias que el tiempo ha convertido en fantasmagorías cargadas de mitos e interpretaciones. La verdad histórica me parece en si mismo un imposible, ya que no existe ninguna posibilidad de ir y cotejar las versiones con la realidad; pero ello no significa que los hechos pasados sean irrescatables. Lo son, aunque imprecisos y nunca totalmente fiables. Cuanto más información se tiene más uno puede hacerse una idea de lo sucedido; ni siquiera estando allí un testigo ve todo lo que tiene que ver, al igual que un soldado no puede contar la guerra en general sino sólo su campaña en particular. Cada año, cada década, cada siglo, añade un capa de prejuicios… pero también ofrece un panorama de mayor profundidad. Separar unos, y apreciar el conjunto es tarea no vana, aunque delicada y esforzada, que requiere tanto del conocimiento histórico como de inteligencia e imaginación personal.
Es una tarea fascinante cuando se aprecian coincidencias significativas aunque las interpretaciones sean diversas. Pongamos por caso el comentario que hace Wassiliew de los primeros días de la primera guerra mundial en Rusia: “En la época en que estalló la guerra era yo subdirector de la sección política del Departamento de Policía. En un principio pareció ser que el comienzo de la movilización había cesado por completo toda actividad política y revolucionaria. En los primeros días de la guerra el patriotismo de la población se había manifestado por todas partes con tanto entusiasmo que la propaganda de las diferentes fracciones socialistas, no sólo no hallaría repercusión alguna en las masas, sino que habría originado una acción contraproducente.
En consideración al general entusiasmo patriótico, los socialistas determinaron suspender interinamente sus trabajos y apoyar los sentimientos del pueblo. Bandera en mano, marcharon hacia el frente, pretendiendo defender a Rusia contra el enemigo; pero, en realidad, perseguían una finalidad bien distinta.” (pág. 141).
En general todos los autores de todas las tendencias coinciden en este entusiasmo popular de los primeros momentos. Entusiasmo que arrasó en toda Europa y que afectó por igual a los países de uno u otro lado de la sangrienta contienda en su inicio. Los pacifistas, entre los que se encontraban los socialistas más radicales, fueron arrasados por sus propios camaradas más patrióticos. Sólo cuando el conflicto demostró que no duraba unos pocos meses, fue cuando las cosas empezaron a cambiar. Aquí tenemos un hecho histórico razonablemente probado y la concordancia de las diferentes fuentes es un valor que no podemos despreciar so pretexto que nadie estuvo allí para comprobarlo. De la misma forma los diferentes sucesos pueden ser rescatados del olvido y de la bruma de intereses contrapuestos. La interpretación de ellos se hará siempre en tiempo presente y variará según las épocas y sus temores; pero hay, pienso, un núcleo duro que es capaz de soportar la crítica y ofrecernos certidumbres sensatas.
En realidad no pretendía irme, en mi comentario, por estos senderos más filosóficos; así que volviendo al camino principal creo que la lectura de varios libros, de diferentes autores, puede aportar una visión interesante de nuestra historia mundial reciente. Historia cuyas consecuencias están lejos de terminar, y de los peligros pasados siempre se pueden obtener valiosas enseñanzas para intentar no tropezar con la misma piedra aunque ésta sea, en su naturaleza singular, un objeto siempre nuevo y diferente.
La convulsión rusa de 1917 (podría decir que fue “revolución”, pero en todo caso esa palabra la reservo para febrero de ese año, y no para el golpe de estado de octubre) sigue coleando, por debajo de nuestra actualidad aparentemente tan lejana de esos acontecimientos. Hay que aprender a rastrear las ideas para saber donde se originaron, y no quien, en un momento circunstancial se hace con ellas como si “ex novo” surgieran de los problemas de hoy. Estoy persuadido que quien no conoce la historia está condenado a repetirla; aunque también es constatable que los que hacen historia suelen no estudiarla porque tienen cosas más urgentes en que ocuparse. Gracias a esta ignorancia, con activa participación de los medios de comunicación, podemos estar seguros en que el divorcio entre experiencia histórica y política diaria seguirá tan campante.
Ficha Biblográfica:
Wassiliew(?), A.T.Wassiliew, “Ochrana. Memorias del ultimo director de la policía rusa”, Espasa Calpe S.A., Colección Austral, Buenos Aires, 1941, pág.236. Nota: la fecha y la edición original no figuran en el texto. El libro fue, probablemente, escrito a mediados de los años 20, pero carezco de referencias precisas.

martes, 25 de diciembre de 2007

J.d'Aillon. El misterio de la cámara azul

Ayer, 24, terminé de leer este libro, y aprovecho la paz de una mañana navideña para hacerle un breve comentario. Confieso, en secreto, que el tema me interesó porque estoy releyendo Los Tres Mosqueteros, de Dumas, y quería percibir el París del siglo XVIII con otros ojos. Jean d’Aillon es perfecto para este cometido de guía. Profesor de historia, editor y economista (trabajó para la Unión Europea), ha escrito más de una decena de novelas (históricas y policíacas), así que uno puede sumergirse en la época con la seguridad de no ser engañado al encontrarse con costumbres o máquinas anacrónicas, que nuestra ignorancia no nos permite reconocer.

El tema es por supuesto interesante, y tenemos a un joven notario envuelto en lances muy peligrosos que no desea pero que no puede evitar. Lo que más me atrajo fue el aspecto sociológico e histórico (“Nicolas Bouvier desempeñaba muy serio el papel de sumillet, y tan pronto como un vaso se quedaba vacío, lo llenaba con vino de Borgoña. Los platos eran solemnemente llevados por Guillaume y depositados en línea recta en el centro de la mesa. Una vez bendecida la mesa, se sirvieron dos sopas, seguidas de cuatro entradas constituidas por carnes asadas de formas diferentes, cada una presentada con una salsa de diferente color. Los invitados se servían con los dedos, y sólo el señor y la señora Fronsac utilizaban cubiertos italianos. Los comensales se enjugaban en aguamaniles los dedos sucios y coloreados por las salsas, o simplemente se los limpiaban en la ropa.” (pág.195)), amén de observar en directo al Cardenal Richelieu y a su seguidor en el poder, el también cardenal, Mazarino. La trama puede resultar algo confusa, pero gracias a un diccionario de Personajes Principales, al final, junto con otro breve apéndice para situarnos en las medidas usadas y el valor de las monedas y salarios, el que quiera seguirla puede hacerlo sin enredarse.

En suma, una buena novela para los amantes de la historia, y para aquellos nostálgicos que como yo, cuando releen los libros de Dumas, sienten una extraña emoción, similar a oír una vieja música o aspirar, en algún momento inesperado, un aroma hace años olvidado.

Ficha Bibliográfica:

Aillon(2005), Jean d’Aillon, “El misterio de la cámara azul”, Alianza Editorial, Traducido del francés por Carmen Torres París y Mª Dolores Torres París, Madrid, 2007, pág. 422. Tit.Orig: Le Mystère de la Chambre bleue, Editions Lattès, París, 2007.

martes, 11 de diciembre de 2007

+Libros

¡otro libro para mi biblioteca! Y con prólogo de Lourdes Rensoli Laliga (una asidua e importante colaboradora de Opinatio.com). Sólo le pido al Señor que me otorgue el favor de un poco más de tiempo para leer todo que he acumulado estos dos últimos meses... luego... Él dirá.

lunes, 10 de diciembre de 2007

+Libros




Tal como indicaba en la entrada “Libros Adquiridos” este blog va cambiando paulatinamente según experimento con él. Un cambio muy gradual y casi imperceptible, pero real. Recuerdo, tal como escribía en la entrada citada, que los nuevos libros que adquieren carta de ciudadanía en mi biblioteca son de diversa clase, y que los comentarios que hago de ellos sólo se restringen a algunos; a los que más me interesaron, excluyendo los técnicos (de ajedrez) que para ello tengo otro blog especialmente dedicado. Por supuesto los lectores pueden pedir información sobre los no-comentados, y naturalmente se las daré sin ningún inconveniente.

sábado, 8 de diciembre de 2007

M.Barbery. La elegancia del erizo

Comentar un libro es algo que se puede hacer sin grandes reparos… sin embargo enjuiciar la labor de otro que puede haber pasado meses, sino años, trabajando un tema, o pensando en él, o dedicándole un esfuerzo previo muy considerable (con lo que, además, implica de retiro de labores más placenteras) merecería una atención y aplicación extraordinaria. Si no lo intentamos podríamos ser muy injustos… algo que parece un pecado menor; como si el hablar o el escribir enjuiciando la labor ajena fuera una tarea trivial, incluso inocente. Yo no puedo considerarlo así. Cada vez que somos injustos con otros de palabra, contribuimos a la polución mental que rodea a nuestra especie. Es como si agregáramos una minúscula proporción de detritus al aire que respiramos. Tómese en cuenta que digo "somos injustos" y no somos honrados o somos francos o somos objetivos. Explicar las diferencias me llevaría, me temo, algunas páginas y no es éste blog el lugar más adecuado. En todo caso entiendo que la "justicia" en este caso se trata nada más ni nada menos que ponernos imaginariamente en el lugar del otro y mirar a su "bebé" con ojos que intentan apreciar sus pequeñas y ocultas cualidades.

Todo este prólogo tiene que ver con "La elegancia del erizo", una novela que leí con interés pero que a la postre me dejó insatisfecho. Y no lo digo por el final (que no pienso contar) sino más bien por la naturaleza de sus personajes cuyas personalidades son tan homogéneas que sus actuaciones recuerdan a una fábula más que a una novela de las que estoy acostumbrado. Me entero que Muriel Barbery, francesa, 1969, es profesora de filosofía, autora de otra novela exitosa (traducida a doce lenguas) y que ésta, ahora citada, ha superado los 250.000 ejemplares vendidos. Para colmo se está preparando una versión cinematográfica (que no tengo, y me adelanto, ningún interés en ver); o sea que la autora no necesita de nuestra consideración particular porque le va muy bien en el mundo literario y económico… pero, no obstante, como decía al principio siento muchos reparos en juzgar alegremente y luego dar carpetazo al tema. Es poco verosímil, creo, encontrarse con una portera que lee a Husserl y además sea capaz de llegar a una conclusión sobre este filósofo (lo digo con cierta envidia porque yo no he podido hacerlo), si le agregamos una niña en la edad de la pubertad que puede dialogar de igual a igual con el psicoanalista de su madre (una mujer de muy buena posición) y para colmo establecer un acuerdo de no-interferencia con el susodicho, ello linda con la ciencia ficción. El tercer personaje importante de esta historia es un japonés que parece el sabio de la montaña y que además ha hecho mucho dinero (una combinación posible y sin embargo lamentablemente poco frecuente ) y, en fin, la trama que reúne a estas personas y a otras, digamos, secundarias tiene bastante de extraña, cosa que en si mismo no sería desagradable (leemos novelas la mayor parte de las veces para abrir una ventana en nuestro mundo cotidiano), si fuera mínimamente creíble. Por otra parte, debo destacarlo, sus diálogos son muy inteligentes y el humor de sus análisis es refinado, como cabe, por supuesto, a un autor de esta parte del mundo; "En el capítulo cinematográfico, por el contrario, mi eclecticismo alcanza cotas insospechadas. Me gustan las películas comerciales americanas y las obras del cine de autor. De hecho, durante mucho tiempo consumí preferentemente cine de entretenimiento americano o inglés, con excepción de algunas obras serias que yo consideraba con mi mirada pronta a pasarlo todo por el tamiz de la estética, esa mirada pasional y empática que sólo se codea con el entretenimiento. Greenaway suscita en mi admiración, interés y bostezos, mientras que lloro cual magdalena esponjosa cada vez que Melly Mammy suben la escalera de los Butler tras la muerte de Bonnie Blue, y considero Blade Runner una obra maestra de la distracción de primera categoría. Durante mucho tiempo, he estimado una fatalidad que el séptimo arte fuera bello, poderoso y soporífero y que el cine de entretenimiento fuera fútil, divertido y abrumador" (pág.74)

De todos modos soy consciente que otra persona, sobre todo si fuera del otro sexo (no "género" como estúpidamente se ha puesto de moda por estos lados), encontraría en este libro cosas que yo no he sabido ver ni sentir. Así que me decidí a incluirlo en este blog que tiene por norma no comentar aquellos libros que me hayan desagradado.

Ficha Bibliográfica:

Barbery(2006), Muriel Barbery, "La elegancia del erizo", Seix Barral, Biblioteca Formentor, Barcelona, septiembre 2007, www.seix-barral.es, pág. 364. Tit.Orig: L'élégance du hérisson, Editions Gallimard, 2006.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

G. Mak. En Europa

El libro que hoy comento me llevó un mes leerlo (por supuesto, no era el único). Y mi primera impresión es muy favorable. Obviamente esta clase de obras necesita una segunda revisión en profundidad, yendo a las partes que más interesan y de las cuales el lector ya tiene otras lecturas previas. Más como "panorama general" del siglo XX en Europa me parece excelente. El autor, Geert Mak (1946), es un autor muy popular en Holanda, y espero que pronto llegue a serlo, también, en el ámbito de la lengua española. Hay otros libros para traducir que seguramente no le andarán a la zaga de éste.: The Angel of Ámsterdam, 1992; The Death of the Village in Late Twentieth-Century Europe, 1996, My Father's Century, 1999 y el último publicado The Bridge, 2007 que trata sobre Estambul y el puente de Galata.

"En Europa" se refiere a un viaje que hizo por Europa en 1999, en realidad una suma de viajes, pagado por un importante diario holandés, para recorrer todos los lugares que fueron importantes en algún momento del siglo XX, o donde sucedieron cosas significativas y que por diferentes razones apenas las recordamos. Así podemos leer sus impresiones sobre Barcelona, Paris, Berlín, Viena, Varsovia, Moscú, Volvogrado (Stalingrado), Chernobil, Sarajevo… y muchas otras ciudades visitadas buscando las huellas que aun quedan y charlando con aquellos que recuerdan anécdotas del pasado.

No es un libro de viajes, a pesar de que el autor viaja por todos los rincones de la vieja y la nueva Europa; no es un libro de sociología, aunque está muy bien documentado sobre los hechos que menciona y sus hipótesis o interpretaciones son siempre sugerentes, incluso provocativas. No es un libro de historia, pese a que describe cuidadosamente muchos hechos conocidos que van desde la primera guerra mundial hasta la matanza de Srebrenica, donde los militares holandeses, bajo la bandera de las Naciones Unidas, tuvieron tan triste papel. Tampoco es un resumen o compendio de los principales sucesos del siglo ya transcurrido. El autor se ha gastado muy bien el dinero que su diario le otorgó; ha hecho una travesía por el espacio y simultáneamente por el tiempo. Ha unido lo que se puede ver recorriendo Europa y lo que se puede entrever si se tienen los conocimientos suficientes para ello. Podría ser definido, y me arriesgo a ello, como un tratado de filosofía política ilustrado. Una reflexión pausada sobre el poder y los mitos políticos del siglo XX; sobre la crueldad de las ideologías y sobre el dolor de victimas y sus torturadores, que tras algunos años se convierten a su vez en víctimas sucediéndose en los papeles. Los grandes errores y los grandes horrores combinándose entre sí; y el deseo de una vida mejor, más próspera y tranquila, provocando su opuesto sin que nadie sepa bien como "pudo suceder" lo que aconteció a continuación.

En mil páginas no se puede contar toda la historia Europea, pero si se pueden mostrar algunas singularidades y modificaciones de la opinión pública que aunque previsibles no dejan de asombrarnos en nuestra creencia ingenua en la fidelidad de la memoria: "Finalizada la Segunda Guerra Mundial se llevaron acabo, con notable éxito toda suerte de campañas de relaciones públicas. Los austriacos pasaron del papel de coautores entusiastas al de víctimas desafortunadas. Los cautelosos neerlandeses se erigieron de pronto en enérgicos héroes de la resistencia como si todos hubieran ocultado a una Ana Frank en su desván. Ahora bien, lo conseguido por los franceses raya en lo increíble. En Francia sólo se hablaba de la guerra en términos de gloria y triunfo, haciendo caso omiso de la derrota, el caos, el hambre, el desaliento y la colaboración." (pág. 633)

Esta clase de cosas sucedieron y sucederán. Sin ir más lejos en la España post franquista todo el mundo, sobre todo los políticos, había sido un duro luchador contra el fascismo y hasta los que en esa época eran poco más que bebés no se libraron de alguna experiencia traumática frente a la dictadura felizmente (y tranquilamente) acabada. Pero el libro no sólo trata de política, también toca temas populares y religiosos como, por ejemplo, las multitudes de Lourdes que en 1999 siguen siendo presentes como a principios del novecientos: "Al dia siguiente se celebra una gran procesión nocturna. En la vasta explanada ante la basílica se abre un abanico de miles de peregrinos, hombres con traje de domingo, mujeres vestidas con austeridad, ancianos asaltados por accesos de tos, niños con muletas, una imponente masa sin orden ni fin. Pero luego cae la noche, se forma el cortejo, todos echan a andar: cientos de hombres y mujeres en sillas de ruedas, velas en alto, labios musitando al compás del Ave María que resuena por los altavoces, tantas personas, algunas envueltas en mantas, otras con vendas, unas pocas cubiertas por las manchas del sida, un matrimonio tratando de mantener erguida la cabeza de su hijo paralítico: venga, mira a la Virgen. Aquí es donde estalla la desesperanza acumulada en la trastienda de Europa." (pág. 783)

Quizá se entienda porque me atrevo a calificar al texto como un tratado de filosofía política; no me refiero a esa clase de filosofía académica que aburre a todos los que no están interesados en el estrecho mundillo del teórico que la borda, si no al tipo de pensamiento que, trascendiendo la defensa de una ideología o punto de vista, se pregunta como es y que tienen de común las formas de convivencia en una zona tan amplia y tan dispar como la europea. Pero en vez de pensar en ello en el silencio de un gabinete forrado en madera y libros… lo hace viajando en una furgoneta y recorriendo miles de kilómetros, observando a la gente, tomando notas, charlando con los viejos y los jóvenes y también, como no, leyendo y releyendo aquellos libros que tratan de los sucesos que pasaron en esos lugares.

Sinceramente envidio la tarea que se impuso este escritor y periodista holandés. Probablemente no habría salido un libro que iguale al comentado, pero seguramente es una experiencia que cambia a cualquiera y que quizá debería imponerse, como parte del currículo necesario para ser considerado apto, a todos los legisladores de nuestro parlamento europeo. A lo mejor así tendríamos la sensación que la Unión Europea no es sólo una alianza política y económica sino que también se convierte en una experiencia de vida y valores compartidos.

Ficha Bibliográfica:

Mak(2003), Geert Mak, "En Europa. Un viaje a través del siglo XX", Destino, Colección Imago Mundi, 106, www.eddestino.es, Barcelona, noviembre 2006, pág.1024. Tit.Orig: Reizen door de twintigste eeuw